sábado, 6 de marzo de 2010

Llegaste sin avisar
Igual que lo hace el ladrón,
Llenaste mi corazón
Invadiste mi pensar
Basto solo con mirar
Ese par de labios bellos,
Tus ojos que mil destellos
Hicieron en mí encender,
Y desde entonces mujer
Ardo de pasión por ellos.

Yo, nací para quererte
Y si por quererte muero,
Moriré como un guerrero
Batallando hasta la muerte.
Y bendeciré mi suerte
Si en el día de mi desceso,
Aunque no haya flor ni rezo,
Ni asistencia espiritual
Como bendición final
Tú, me regalas, un beso.

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